Este será el último martes, el último de tantos días que parecían todos iguales, todos inmersos en la misma rutina, añorando al próximo martes. Parecía que no iba a llegar nunca, que ver pasar los folios sería algo que haría durante toda mi vida, día si, día también...pero ahora todo ha cambiado. Me encuentro frente a una simple semana, con sus simples 7 días, y veo que estoy a un pasito de alcanzar la nada. Nada que hacer, nada de lo que preocuparse, nada por lo que madrugar, nada por lo que no poder dormir, nada por lo que tomarse 3 cafés diarios, nada por lo que estar mirando el reloj segundo a segundo, nada de lo que hablar, nada por lo que querer gritar, reír y llorar a la vez, nada por lo que tener el corazón a mil por hora, nada....simplemente eso.
Llega el día en el que mi mente, por fin, podrá quedarse en blanco horas y horas, y mi cuerpo estará tumbado en el sofá sin ningún ansia de levantarse.....y todo estará bien, mejor que bien.
Quizás eso solo dure unos días, porque aparecerán otras razones por las que no poder dormir hasta que salga el sol, otras razones por las que mi cuerpo no ansiará levantarse de la cama, o por las que tomarse 3 copas, por las que mirar el reloj esperando algo o a alguien que se retrasa, otras cosas de las que hablar, otras razones para gritar, reír, cantar y bailar a la vez....pero todas esas razones no serán preocupantes, serán parte del verano, de las vacaciones, y tendrán un enorme poder positivo...harán que me olvide de Granada, de todo lo malo y pasado este año, y me darán las fuerzas para abrir los brazos al próximo septiembre, al próximo año, que pinta totalmente desconocido....y eso es algo que no me preocupa nada, es más, me gusta!
